Tema delicado: la comida.
No es secreto el hecho de que la cultura culinaria finlandesa, en mi humilde opinión, no es de las mejores. Por ello, antes de venirnos aquí, hice un curso acelerado de cocina: "Aprenda a cocinar en un mes con mamá".
Para que veáis que realmente aprendí, os dejo unas cuantas fotos que os van a abrir el apetito...
Ya sé que no tiene la misma pinta que en casa, pero hay que tener en cuenta que la materia prima no es fácil de encontrar. Y muchas veces imposible. No venden conejo, pocas veces se ve carne cortada en filetes, el pescado es escaso... Aunque poco a poco vamos encontrando más cosas.
En Navidades, Josetxu (padre y suegro), nos regaló un libro de cocina, que solemos consultar en días especiales y fines de semana: chuletas de ternera (traídas desde España) al papillote, pasta al horno con bechamel... mmmhhh...
Otro tema peliagudo es el pan. Por aquí comen un pan negro... extraño, digamos. Así que cada tres semanas nos hacemos nuestro propio pan. Hacemos unas 6 u 8 barras de pan, las cortamos en rodajas y las congelamos. Así, cada vez que queremos, metemos las rebanadas en la tostadora y comemos pan calentito :D Os dejo unas fotos del proceso:
Por cierto, recalcar que la supervivencia culinaria no sería posible sin los paquetes que nos mandan desde España. ¡Mil gracias familia!